El ex presidente Ricardo Lagos saltó a la fama por el hábil uso de su dedo índice, el cual esgrimió a guisa de florete, para desafiar televisivamente a Augusto Pinochet.
Sin embargo, una vez que asume la presidencia, Ricardo Lagos demuestra que posee una gran habilidad con toda su mano, no sólo con uno de los dedos. Esa habilidad le permitió usar su diestra en forma versátil de acuerdo al tipo de desafío que debía enfrentar en la conducción de los altos intereses de Chile.
Todos recordamos el episodio en que el distinguido empresario, Andrónico Luksic, fue acusado por los tribunales peruanos de tráfico de influencias con el señor Vladimiro Montesinos. Esto, para viabilizar uno de sus emprendimientos, cuestionado por razones ambientales. En esos días, la mano de Lagos fue cálida y protectora y se extendió en auxilio de la persona y honra del compatriota. Lagos no dudó en compartir la mesa con el señor Luksic, en los precisos momentos en que se despachaba contra éste una orden de captura internacional. Ese fue un gesto de solidaridad con un chileno perseguido, que el país jamás olvidará. Resultado de muchas cosas, los tribunales peruanos declararon prescrita la responsabilidad penal del señor Luksic, aunque su contertulio, el señor Montesinos, fue condenado por el mismo caso a 4 años de prisión.
En relación, en cambio, al conflicto mapuche, la mano de Lagos supo ser firme y castigadora. Empleando con sabiduría una de las obras de su antiguo contendiente, no le tembló el pulso para usar la Ley Antiterrorista en la persecución de los ilícitos cometidos, aún cuando existiese una normativa común que sancionara los mismos hechos. Había que dar una señal enérgica de que la justicia se aplica, sin distinciones.
Luis Mariano Rendón, abogado, profesor de Derecho Ambiental y Etica Ecológica
Sin embargo, una vez que asume la presidencia, Ricardo Lagos demuestra que posee una gran habilidad con toda su mano, no sólo con uno de los dedos. Esa habilidad le permitió usar su diestra en forma versátil de acuerdo al tipo de desafío que debía enfrentar en la conducción de los altos intereses de Chile.
Todos recordamos el episodio en que el distinguido empresario, Andrónico Luksic, fue acusado por los tribunales peruanos de tráfico de influencias con el señor Vladimiro Montesinos. Esto, para viabilizar uno de sus emprendimientos, cuestionado por razones ambientales. En esos días, la mano de Lagos fue cálida y protectora y se extendió en auxilio de la persona y honra del compatriota. Lagos no dudó en compartir la mesa con el señor Luksic, en los precisos momentos en que se despachaba contra éste una orden de captura internacional. Ese fue un gesto de solidaridad con un chileno perseguido, que el país jamás olvidará. Resultado de muchas cosas, los tribunales peruanos declararon prescrita la responsabilidad penal del señor Luksic, aunque su contertulio, el señor Montesinos, fue condenado por el mismo caso a 4 años de prisión.
En relación, en cambio, al conflicto mapuche, la mano de Lagos supo ser firme y castigadora. Empleando con sabiduría una de las obras de su antiguo contendiente, no le tembló el pulso para usar la Ley Antiterrorista en la persecución de los ilícitos cometidos, aún cuando existiese una normativa común que sancionara los mismos hechos. Había que dar una señal enérgica de que la justicia se aplica, sin distinciones.
Luis Mariano Rendón, abogado, profesor de Derecho Ambiental y Etica Ecológica
1 comentario:
muy bien resumido Luis, lo que publicas es la mas santa y pura verdad.
Roddy
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